Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se caracterizan por una conducta alterada ante la ingesta alimentaria y/o la aparición de comportamientos de control de peso. Seguro que has escuchado hablar sobre la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón, la vigorexia, la ortorexia, etc.

¿Te suenan estas frases?

“No tengo hambre”, “Engorda mucho”, “Estoy hinchada. Además engorda mucho”, “Cenaré en mi habitación”, “He comido en casa de una amiga”

Si has escuchado de la boca de tu hija/o, alumno o amigo alguna de estas frases, sigue leyendo y averigua qué es un TCA y cómo hacer una detección precoz.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se caracterizan por una conducta alterada ante la ingesta alimentaria y/o la aparición de comportamientos de control de peso.

¿Qué grupo es el más vulnerable?

El grupo más vulnerable para padecer alguno de ellos son las chicas jóvenes y adolescentes de entre 12 y 24 años, aunque en estos últimos años han empezado a aumentar también en chicos.

Las redes sociales y la idealización del «físico perfecto» están haciendo mucho daño en este grupo de edad. Afortunadamente, cada vez son más los influencers que promueven la imagen de un cuerpo real, aunque queda mucho camino por recorrer.

Un 60% de los casos son detectados por las familias, por lo que su papel es fundamental para la prevención y detección precoz.

El entorno que rodea a los más peques o adolescentes es muy importante para conocer o tener pistas de lo que le ocurre

Señales de alarma:

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Deseo obsesivo por bajar de peso.

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Preocupación obsesiva con la imagen, el peso y la comida.

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Pérdida de peso y la menstruación.

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Carácter "agrio", ansiedad y depresión.

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Atracones de comida injustificados.

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Atracones de comida injustificados.

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Sensación de impulsividad, pérdida de control y de desorientación vital.

¿Qué puede ayudar en la prevención de un TCA?

Si se detectan algunos de los comportamientos antes mencionados es fundamental que se busque ayuda de un profesional. Este realizará una evaluación y aplicación de pautas, tanto para la adolescente como para su entorno, ya que es importante saber cómo actuar y así poder reconducir la situación.

También existen una serie de consejos que pueden ayudar para una correcta prevención:

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Fomentar una alimentación saludable y equilibrada.

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Animarle a practicar ejercicio con regularidad, para una buena salud y mantenerse en forma.

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Realizar al menos una comida al día en casa con la familia.

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Fomentar una buena autoestima.

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Evitar que las conversaciones familiares giren compulsivamente sobre la alimentación y la imagen.

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Evitar comentarios de desaprobación y bromas relacionadas con el cuerpo.

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Prestar máxima atención cuando llegue la famosa “operación bikini”, la cual es un elemento peligroso para la aparición o descubrimiento de estos trastornos, aunque lleven tiempo ahí.

¿Cómo podemos ayudaros?

La psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic Córdoba te ayudará a detectar conductas anormales de alimentación o, en todo caso, buscará soluciones cuando la conducta ya esté instaurada en tu hijo/a